Cuando se dice un adios, se debe estar preparado para la sorpresa,
porque los vacíos, semitransparentes, están para ser llenados
de un algo renovador.
Bienvenida sea la inconciencia del desdichado,
porque en ella hallo la voz para recomenzar de nuevo un camino arduo.
Girando van todas las ideas sin orden alguno,
no seré yo quien decida dónde y por qué, será mi no-ser quien predique la casualidad del origen de cada inicio. Ahora decidirá la partición de este poema incompleto, sin sentido, decidirá que sonidos colocar en forma de una sinfonía dodecafonista...donde un orden, es la cuarta parte de una melodía no sucia.
Sé que el desorden es infinito, que sin temores habrá insultos y habladurías, pero ¿qué crítica puede haber a algo que ni yo comprendo? ninguna creo, desde mi inconsciencia, pues todo es igual sin serlo.
Hay dos paredes que se enfrentan, no espereis nada de ese paralelismo, son dos paredes sin vida....colocadas en el pasado por manos valientes que formaron piedra a piedra un rincón donde pensar, donde yacer en pos de la Nada...
J.
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