Traicionado por uno mismo, traicionado por la verdad del hastío, por el inefable temor de que la noche se apropie de mí...
Como un niño indefenso dejo en ti mi llanto eterno, mi cruce entre caminos, mi nombre y el frío...
Sólo a ti podré perdonar, si tu fallo es el mío, si tu miedo es perderme...no temas...aquí estoy.
J.
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