viernes, 13 de febrero de 2009

Un niño que corre...


Cuando se siente un vacío ante la vida, ni las palabras ni los gestos sirven de mucho en la desdicha. Cuando uno se enfrenta solo ante la vida, nuestras manos sangran a borbotones de la lucha.
Cuando una sonrisa vacía exclama, calmada y triste que no importa el dolor o la sangre derramada, sino los días que pasan y las noches que vuelan, uno siente ante la vida un desprecio cariñoso, que la hace fraternal al deseo imperioso de amarla pese al odio.
Y yo tranquilo y triste, pretendo tumbarme y dormir al fondo de un muro blanco, escondido de las palabras, agarrado a un libro. No esperando nada, sino creyendo que soy dueño de ese silencio y que cerrando los ojos los males externos se saciaran de los pensamientos débiles.

Yo afronto la noche, esta noche, como un niño afronta crecer, con ignorancia hasta el fin, con inocencia incrédula y con un desenfrenado alivio de volver a creer en algo.


Un niño que corre...


J.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Adoro la foto!!