Qué indudable verdad es la capacidad de raciocinio, si el pensamiento dependiera de sí mismo...tardaríamos siglos en creernos existentes. Por suerte nuestra voluntad es infinita al igual que nuestra necesidad de consuelo, y por ello sólo dependemos de cada uno...terminar es el fin de la capacidad de vivir, y empezar, tan sólo es desechar el miedo de lo que no conocemos.
J.
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