jueves, 23 de octubre de 2008

Resignación...

¿Dónde está el sarcasmo y la providencia? ¿Dónde abandonar mis anhelos y mis fines para que el ocaso perfore el presente?

Prefiero mirar sentado que luchar contra el olvido, un inevitable más en lo inevitable; lo inhabitable, lo perdido.
Sea el miedo o la sinrazón, establezco contacto con el arte, que me brinda la oportunidad en esta realidad que oscila entre lo bello y lo grotesco, para así continuar sin rumbo y no hallar salida tempranamente. Los dioses compartirán este declive, porque de ellos depende que la humanidad prevalezca viva, se crea pura…

De mí no dependo nada más que yo mismo y haciendo de lo mío lo trágico, convierto la aspereza en suavidad y traspaso lo irreal para llegar hasta lo nonato; donde mis sentidos cobren vida y por sí solos caminen sin necesidad de consuelo alguno por mi mente humanizada.
Mi deseo es el deseo de todo hombre desesperado, creerme pese a la negación y volar pese a que me cortaron las alas…

¿Resignación?
Yo lo llamo aceptación y de ahí, al vuelo.


J.

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